¡OH, BABYLON..! EL JUICIO FINAL OBRA ESCENICA EN TRES CUADROS PERSONAJES: El Profeta Daniel San Juan Evangelista La Bestia, de siete cabezas Babilonia, la gran ramera Reyes, Mercaderes, Capitanes, etc. San Miguel Arcángel Coro de Siete Ángeles Coro de Mártires Músicos ESCENA: Cielo, Tierra e Infierno. Proyección simultanea de imágenes. OBERTURA DANIEL: (7, 9-12) Visión del Anciano y del Hijo de hombre. Se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura, blanca como la nieve; los cabellos de su cabeza puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego corría y manaba delante de el. Miles de millares le servían, miríadas de miríadas en pie delante de el. El juicio abrió sesión, y se abrieron los libros. Mire entonces, atraído por el ruido de las grandes cosas que decía el cuerno, y estuve mirando hasta que la bestia fue muerta y su cuerpo destrozado y arrojado al fuego. A las otras bestias se les quito el poder, si bien se les concedió una prolongación de vida, durante un tiempo y hora determinados. I CUADRO LA HORA DEL JUICIO. CASTIGO DE BABILONIA ANGEL 1: (Apc. 14, 7-11) Teman a Dios y denle Gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua. ANGEL 2: ¡Cayo, cayo la Gran Babilonia, la que dio a beber a todas las naciones el vino del furor de su prostitución! ANGEL 3: Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, tendrá que beber también el vino del furor de Dios, que esta preparado, puro, en la copa de su cólera. Será atormentado con fuego y azufre, delante de los santos Ángeles y delante del Cordero. Y la humareda de su tormento se eleva por los siglos de los siglos; no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la Bestia y a su imagen, ni el que acepta la marca de su nombre. El Ángel Miguel conduce a San Juan Evangelista en medio de la oscuridad, hasta la Tierra, donde aparece Babilonia, montada en la Bestia, bebiendo en una copa de fuego, rodeada de los Reyes y Mercaderes. ANGEL MIGUEL: (17, 1-7) Ven, te voy a mostrar el castigo de la celebre Ramera, que se sienta sobre grandes aguas; con ella fornicaron los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se embriagaron con el vino de su prostitución.¨ SAN JUAN: Me traslado en espíritu al desierto. Y vi a una mujer, sentada sobre una Bestia de color escarlata, cubierta de títulos blasfemos; la Bestia tenía siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de abominaciones, y también las impurezas de su prostitución, y en su frente un nombre escrito –un misterio-: La Gran Babilonia, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra. Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y me asombre grandemente al verla. ANGEL MIGUEL: ¿Por qué te asombras? Voy a explicarte el misterio de la mujer y de la Bestia que la lleva, la que tiene siete cabezas y diez cuernos. Se acercan. Babilonia anima a la Bestia. BABILONIA: Estoy sentada como reina, y no soy viuda y no he de conocer el llanto…! CORO: Y no he de conocer el llanto…! ANGEL MIGUEL: (17, 8-18) Simbolismo de la Bestia y de la Ramera. La Bestia que has visto, era y ya no es y va a subir del Abismo, pero camina hacia su destrucción. Los habitantes de la tierra, cuyo nombre no fue inscrito desde la creación del mundo en el libro de la vida, se maravillaran al ver que la Bestia era y ya no es, pero que reaparecerá. Aquí se requiere inteligencia, tener sabiduría. Las siete cabezas son siete colinas sobre las que se asienta la mujer. BABILONIA: Estoy sentada como reina, y no soy viuda y no he de conocer el llanto…! CORO: Y no he de conocer el llanto…! ANGEL MIGUEL: Son también siete reyes: cinco han caído, uno es, y el otro no ha llegado aun. Cuando llegue, habrá de durar poco tiempo. Y la Bestia, que era y ya no es, hace el octavo. Pero es uno de los siete; y camina hacia su destrucción. Los diez cuernos que has visto son diez reyes que no han recibido aun el reino; pero recibirán con la Bestia la potestad real, solo por una hora. Están todos de acuerdo en entregar a la Bestia el poder y la potestad que ellos tienen. Estos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero como es Señor de Señores y Rey de Reyes los vencerá, en unión con los suyos, los llamados, los elegidos y los fieles. BABILONIA: Estoy sentada como reina, y no soy viuda y no he de conocer el llanto…! CORO: Y no he de conocer el llanto…! ANGEL MIGUEL: Las aguas que has visto, donde esta sentada la Ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Y los diez cuernos que has visto y la Bestia, van a aborrecer a la Ramera; la dejaran sola y desnuda, comerán sus carnes y la consumirán por el fuego; porque Dios les ha inspirado la resolución de ejecutar su propio plan, y de ponerse de acuerdo en entregar la soberanía que tienen a la Bestia hasta que se cumplan las palabras de Dios. Y la mujer que has visto es La Gran Ciudad, la que tiene la soberanía sobre los reyes de la tierra. La música y la danza continúan creciendo, hasta el clímax. Corte oscuro. Silencio profundo. II CUADRO CAIDA DE BABILONIA Danza Butho, caída de los Reyes y Mercaderes, alrededor de Babilonia y la Bestia, agonizantes. SAN MIGUEL: (18, 1-3) ¡Cayo, cayo La Gran Babilonia! ¡Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus inmundos, y detestables! Porque del vino de sus prostituciones han bebido todas las naciones, y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con su lujo desenfrenado. Danza de caídas. III CUADRO HUIDA DEL PUEBLO DE DIOS. LAMENTACIONES POR BABILONIA. CANTOS TRIUNFALES ANGEL: (18, 4-8) Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades. Dadle como ella ha dado, dobladle la medida conforme a sus obras, en la copa que ella preparo preparadle el doble. En proporción a su jactancia y a su lujo, dadle tormentos y llantos. Pues dice en su corazón: BABILONIA: Estoy sentada como reina, Y no soy viuda Y no he de conocer el llanto…! CORO: ¡Y no he de conocer el llanto…! ANGEL: Por eso, en un solo día llegaran sus plagas: peste, llanto y hambre, y será consumida por el fuego. Porque poderoso es el Señor Dios que la ha condenado. ANGEL: (18, 9-24) Lamentaciones por Babilonia: ANGEL: Lloraran, harán duelo por ella los reyes de la tierra, los que con ella fornicaron y se dieron al lujo, cuando vean la humareda de sus llamas se quedaran a distancia horrorizados ante su suplicio, y dirán: REYES: ¡Ay, Gran Ciudad! ¡Babilonia, ciudad poderosa, que en una hora ha llegado tu condenación! MERCADERES: ¡Ay!, nadie comprara ya nuestros cargamentos: cargamentos de oro y plata, piedras preciosas y perlas, lino y púrpura, seda y escarlata, toda clase de maderas olorosas, y toda clase de objetos de marfil, toda clase de objetos de madera preciosa, de bronce, de hierro y de mármol; cinamomo, amomo, perfumes, mirra, incienso, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias de carga, ovejas, caballos y carros; esclavos y mercancía humana. REYES: Y los frutos en sazón que codiciaba tu alma, se han alejado de ti; y toda magnificencia y esplendor se han terminado para ti, y nunca jamás aparecerán. ANGEL: Los mercaderes de estas cosas, los que a costa de ella se habían enriquecido, se quedaran a distancia horrorizados ante su suplicio, llorando y lamentándose: MERCADERES: ¡Ay, Gran Ciudad, vestida de lino, púrpura y escarlata, resplandeciente de oro, piedras preciosas y perlas, que en una hora ha sido arruinada tanta riqueza! ANGEL: Todos los capitanes, oficiales de barco y los marineros, en cuanto se ocupan en trabajos del mar, se quedaron a distancia y gritaban al ver la humareda de sus llamas: CAPITANES: ¿Quién como la Gran Ciudad? ANGEL: Y echando polvo sobre sus cabezas, gritaban llorando y lamentándose: CAPITANES: ¡Ay, ay, Gran Ciudad, con cuya opulencia se enriquecieron cuantos tenían las naves en el mar; que en una hora ha sido arruinada! ANGEL: Alégrate por ella, cielo, y vosotros, los santos, los apóstoles y los profetas, porque al condenarla a ella, Dios ha juzgado vuestra causa. Música. Danza. SAN JUAN: Un Ángel poderoso alzo entonces una piedra, como una gran rueda de molino, y la arrojo al mar diciendo: ANGEL: Con esta violencia será arrojada Babilonia, la Gran Ciudad, y no aparecerá ya más… Silencio. ANGEL: Y la música de los citaristas y cantores, de los flautistas y trompetas, no se oirá mas en ti; artífice de arte alguna no se hallara mas en ti; el ruido de la rueda del molino no se oirá mas en ti; la luz de la lámpara no lucirá mas en ti; la voz del novio y de la novia no se oirá mas en ti. ANGEL: Porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, porque con tus hechicerías se extraviaron todas las naciones. ANGEL: En ella fue hallada la sangre de los profetas y de los santos y de todos los degollados sobre la tierra. Corte oscuro. Silencio profundo. Luego, música de campanas. Imágenes de Ángeles. ANGEL: Cantos triunfales en el cielo: SAN JUAN: (19, 1-10) Después oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía: CORO: ¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos; porque ha condenado a la Gran Ramera que corrompía la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos.¨ SAN JUAN: Y por segunda vez dijeron: CORO: ¡Aleluya! La humareda de la Ramera se eleva por los siglos de los siglos. Corte oscuro. Luego música de campanas, e imágenes de Ángeles. SAN JUAN: Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Seres se postraron y adoraron a Dios, que esta sentado en el trono, diciendo: ¡Amen! ¡Aleluya!. Y salio una voz del trono, que decía: Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que le teméis, pequeños y grandes. Y oí como el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían: ¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. Con alegría y regocijo démosle gloria porque han llegado las bodas del Cordero y su Esposa se ha engalanado y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura –el lino son las buenas acciones de los santos.- Luego me dice: Escribe: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Me dijo además: estas son palabras verdaderas de Dios. Entonces me postre a sus pies para adorarle, pero el me dice: No, cuidado; yo soy un siervo como tu y como tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. A Dios tienes que adorar. El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía. Corte oscuro. Silencio profundo. Música de campanas. Los mártires se levantan. Danza Butho. ANGEL: El Juicio de las Naciones: SAN JUAN: Apc. (20, 11-15) Luego vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre el. El cielo y la tierra huyeron de su presencia sin dejar rastro. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras. El mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego –este lago de fuego es la muerte segunda- y el que no se hallo inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. IV CUADRO LA JERUSALEN FUTURA SAN JUAN: Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva –porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: “Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él, Dios-con-ellos, será su Dios. Y enjuagará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado. Entonces dijo el que está sentado en el trono: “Mira que hago un mundo nuevo” Y añadió: “Escribe: Estas son palabras ciertas y verdaderas”. Me dijo también: “Hecho esta; yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; al que tenga sed yo le daré gratuitamente del manantial del agua de la vida. Esa será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí. Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idolatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre –que es la muerte segunda”. FIN